Recuerdo que cuando era pequeña, mi tía hacía la típica colección de casas de muñecas y con cada fascículo, la iba ampliando e iba poniendo más muebles y cositas. Cada vez que iba a su casa alucinaba admirándola y si tenía suerte, me dejaban jugar un ratito. Me volvía loca. No había nada que me gustara más que jugar con la casa de muñecas.
¿Quién sabe? Quizá esa admiración era fruto de la ilusión por no tener “ese juguete” en casa y eso le daba un valor añadido. Entrecomillo juguete porque siempre me recalcaron que eso no era un juguete. Era algo muy valioso que tenía que tratar con mucho cuidado y cariño.
Por supuesto, de ése recuerdo surgió la idea que os traigo hoy. Eso sí, un poquito adaptada. Todos mis sobrinos ya tienen el privilegio de poder contar con una entre sus juguetes y nada me hace más feliz. Son espacios en miniatura que simulan una habitación o la estancia de una casita y cuentan con absolutamente todos los detalles.
Mis recomendaciones
- Edad. Ten en cuenta la edad delTen en cuenta la edad del peque. Contra más peque, más cuidado HAY que tener con las cosas pequeñas y con los materiales con los que está hecha.
- Material. Tenemos que asegurarnos que el material es seguro para el pequeño y ya de paso, sostenible. Hoy en día podemos prescindir del plástico y optar por materiales naturales.
- Diseño. Busca un diseño original. Piensa que si le gusta el regalo, va a ser el escenario de muchísimas horas de diversión. Por ejemplo, si a nuestro «minidestinatario» le encanta pasar tiempo en su habitación jugando, puedes optar por recrear esa estancia.